Una vez que los pasajeros estén en la cesta del globo, ascenderá a 1.500 pies, y luego descenderá lentamente. Todo depende del viento y de su dirección. El globo va donde decide el viento y ése es su principal encanto, insertarse en su corriente y moverse como una nube de colores.
Tendremos la información meteorológica de antemano y esto nos permitirá conocer la dirección del viento, lo que nos permitirá jugar con diferentes altitudes. Podemos elegir entre los distintos “ríos de aire”, y cambiar de rumbo a nuestro antojo, dentro de un ángulo de posibilidades. El arte de navegar consiste en percibir esas “rutas invisibles”.
En los alrededores del Parque Natural de Doñana, sobrevuela las copas de los árboles (olmos, robles, pinos y olivares), los pasajeros, normalmente, arrancan hojas o frutos de los árboles cuando flotas sobre ellos. Esto se hace para que tengas sensación de movilidad. Es una sensación como ir en un velero, pero flotando en el aire. Sobrevuela el entorno natural de Doñana y si el viento lo permite El Corredor Verde del Guadiamar: Primer Paisaje Protegido de Andalucía.
Una vez en el aire, seguiremos la dirección del viento, para saber dónde despegamos pero no dónde aterrizamos. ¡Esto forma parte de la aventura!